Levantarse sin ganas, hastiada por la rutina, sin motivación
para llevar a cabo los deberes diarios y con la energía bajo mínimos es
lo que yo llamo tener un mal día.
Y justamente, en este tipo de situaciones es cuando, parece
que los planetas se alinean para que te lleguen noticias no deseadas, lxs que
te rodean se comporten de forma brusca y antipática y el jefe también se ha levantado cruzado, con lo cual puedas hacer una premonición del día laboral que
te espera.
Y entonces piensas: ¡vaya mierda de día!, frunces el ceño
y tomas la decisión de, o bien encerrarte en ti misma y esperar que pase el día
lo más rápido posible, o bien te cabreas como una mona y te revelas contra todo
y todxs.
El mal humor de tu jefe, las malas noticias y la antipatía
de tus compañerxs, no puedes cambiarla pero lo que SI puedes cambiar, es TU ACTITUD.
Sí, todo es cuestión de actitud. De tomar la decisión de pasar una mierda de día o por el contrario, disfrutar de unos minutos y horas que no vas a recuperar. El problema es que nos pensamos que tenemos tiempo…. Y el tiempo, no se recupera.
Por eso por las mañanas, cuando empiezo a intuir que hoy va a ser un mal día, pongo toda la atención en mi actitud. Me visto colorida, presto más atención a mi peinado y maquillaje, reviso mi postura corporal y salgo a la calle mirando al cielo y dando gracias a la vida por el nuevo día, por los rayos de sol, por los ingresos de final de mes, por los amigos que me rodean, por el whatsapp matutino de mi pareja, por tener una rutina que luego me hace valorar y disfrutar del tiempo libre……… saco pecho y ando con actitud positiva para sacarle el máximo partido al día.
Y cierto es que esto no evita que quizá haya alguien que diga o haga cosas que me molesten, pero también es cierto que no me afectan de la misma manera.
¡¡Feliz día!!